Félix Rosario Pérez, de 77 años, no tardó en encontrar tema de conversación para romper el hielo con las que desde ayer son sus nietas adoptivas. «Yo soy de San Martín de Trevejo», espetó a modo de saludo. «¿Por dónde está eso más o menos?», obtuvo como respuesta. La geografía regional se convertía así en la primera lección vital que este usuario de la residencia Ciudad Jardín del Parque del Príncipe, en Cáceres, impartiría a sus nuevas compañeras de conversación.
Con el compromiso como el primordial de los requisitos, el programa nacional ‘Adopta un Abuelo’ llegó ayer por primera vez a tierras cacereñas. Se trata de una iniciativa a través de la cual las parejas de jóvenes voluntarios rinden visita a sus residentes asignados una vez a la semana durante una hora y media con el único afán del enriquecimiento mutuo.
De esta iniciativa, enfocada especialmente a los mayores que reciben menos visitas de sus familiares, se benefician desde ayer 15 usuarios de este centro asistencial ubicado junto a la entrada del Parque del Príncipe en Aguas Vivas. Se suman así a los más de 500 ‘abuelos adoptivos’ que forman parte de un programa avalado por más de 1.000 voluntarios en 50 ciudades de España, así como en algunos puntos de Portugal.
«Conocí esta iniciativa a través de las redes sociales y me llamó mucho la atención. Perdí a mis abuelos hace unos años y para mí esto es como una especie de segunda oportunidad para compartir cosas con las personas mayores, de las que siempre tenemos algo que aprender», expresaba ayer Lorena Bayón momentos antes de conocer a Félix. A sus 25 años, estudia un máster online de Organización de Eventos y no ha tenido impedimento en hacer un hueco semanal en su agenda para satisfacer las visitas programadas de hora y media.
En esta aventura, su pareja de vivencias es su amiga Cristina Leo, de 18 años. «Después de decidir abandonar mis estudios universitarios quería hacer algo provechoso con mi tiempo y creo que esta es una gran iniciativa», decía. En su caso, sí tiene abuelos, pero no dudó un ápice en aceptar la propuesta de Lorena para embarcarse ambas en este proyecto del que esperan asumir enriquecedoras lecciones provenientes de la voz de la experiencia que puedan implementar en su día a día.
Como Félix, otros usuarios de la residencia también recibieron a sus nietos adoptivos con la mejor de sus sonrisas. Es el caso de Bibi Bravo, quien a sus 92 años se mostraba ante el auditorio jovial y vivaracha al contar a sus nuevas amigas algunas de sus primeras anécdotas. Todo ello bajo la tierna mirada de unas jóvenes acompañantes que a buen seguro recibirán grandes dosis de buen humor en sus próximas visitas.
Antes de conocer a los ‘abuelos adoptivos’ asignados a cada pareja, las voluntarias recibieron en el salón de actos de la residencia Ciudad Jardín una charla con las directrices básicas a seguir en el trato con sus nuevos compañeros. «Aquí venimos a rendir tributo a nuestros mayores y a ofrecerles nuestra admiración. Esta experiencia os servirá para tomar decisiones inteligentes en vuestras vidas», espoleó el presidente y fundador de este programa social, Alberto Cabanes. «El objetivo es que nuestros mayores se sientan acompañados y escuchados, mientras los jóvenes aprenden valores y nuevas experiencias durante las visitas», explicó Cabanes. Una especie de retroalimentación vital que, según se tradujo en esta puesta de largo, resultará beneficiosa para ambas partes.
Como novedad instaurada para arrancar este curso, el programa cuenta con una aplicación móvil a través de la cual se pueden registrar las visitas y comentar las incidencias que puedan surgir en el transcurso de las relaciones.
Daniel Núñez, uno de los coordinadores de ‘Adopta un Abuelo’ en la ciudad de Cáceres, confía en que el estreno de esta iniciativa en tierras extremeñas salga a pedir de boca: «La verdad es que ha habido bastante interés e incluso hemos tenido que hacer una criba entre los aspirantes, ya que hemos tenido una buena respuesta por parte de la gente. Se trata de acercar la realidad de los centros y de las personas mayores a los jóvenes y que las dos partes se aporten riqueza mutuamente. Con la experiencia de otros centros, está demostrado que los mayores y los voluntarios llegan a tener un vínculo como si fuesen familiares de verdad. Es muy importante hacer un seguimiento para que el programa se lleve a cabo hasta el final».
Aunque esta actividad de voluntariado está contemplada para jóvenes de entre 18 y 25 años –sin límites en cuando a la edad máxima– durante los meses que dura el curso lectivo, Núñez mantiene que muchos de los jóvenes que dan el paso continúan con sus visitas una vez ha finalizado el calendario establecido en el programa oficial: «A voluntad de ellos, luego pueden seguir visitando a sus abuelos al margen del programa. Se dan muchos casos en los que pasa esto porque entre ellos se suele crear una relación de confianza».
A juicio de su presidente, la principal asignatura pendiente del programa ‘Adopta un Abuelo’ es la consecución de más voluntarios masculinos, y es que en el conjunto del país el 95 por ciento de las personas que se presentan como nietas adoptivas son mujeres. De hecho, ayer en Cáceres, aunque aún sin todo el plantel de voluntarias al completo, no hubo presencia de nietos adoptivos varones. Entre las presentes predominó el perfil de jóvenes universitarias de la rama sociosanitaria, no solo de Cáceres, sino también de otros puntos de la región e incluso de Castilla y León.
Los jóvenes interesados en participar en este programa social pueden obtener más información en la plataforma adoptaunabuelo.org y en sus redes sociales.
Fuente: Hoy Extremadura